Dr. Francisco Miguel Sánchez Margallo.
Director Científico del Centro de Cirugía de Mínima Invasión Jesús Usón (CCMIJU) desde 2007, Director del Centro Universitario adscrito a la Universidad de Extremadura (UEX) donde dirige dos Másteres Oficiales Universitarios, Director adjunto de la Infraestructura Científica y Tecnológica Singular (ICTS) denominada NANBIOSIS (nanbiosis.es) e Investigador en el Centro Biomédica en Red de Enfermedades Cardiovasculares (CIBER-CV). Centra sus trabajos en áreas relacionadas con la cirugía de mínima invasión, robótica quirúrgica, biomateriales, dispositivos médicos, nuevas tecnologías, ensayos preclínicos y diagnóstico por imágenes colaborando con cirujanos, médicos, empresarios, ingenieros, Universidades, Hospitales y empresas nacionales e internacionales. Miembro de diferentes Sociedades Científicas y plataformas de investigación nacionales y europeas, es autor de más de 210 publicaciones indexadas, 19 registros de la propiedad, autor de diferentes libros y capítulos de libros y ha participado con más de 900 comunicaciones y conferencias científicas en congresos nacionales e internacionales en el campo de la cirugía de mínima invasión y la tecnología médica y quirúrgica. Ha dirigido 34 Tesis doctorales y dirigido o participado en 89 proyectos de Investigación nacionales, europeos e internacionales.
El maestro aseguró el futuro de CCMIJU
¿Qué papel juega la transformación digital en el entrenamiento de los cirujanos?
El entrenamiento de los cirujanos ha sufrido notables cambios en las últimas décadas debido, esencialmente, al auge de los nuevos abordajes mínimamente invasivos y la transformación digital que ha favorecido el desarrollo de nuevas herramientas que han renovado completamente el entorno quirúrgico. Este nuevo concepto de cirugía “digital” ha modificado la forma de entrenarse, de diagnosticar, planificar y tratar las enfermedades e, incluso, de interactuar con los pacientes y evaluar los resultados obtenidos.
¿Existe cultura de la transformación digital entre los cirujanos?
La transformación digital está siendo una parte importante del desarrollo de la cirugía moderna. La sensorización del entorno quirúrgico junto a novedoso instrumental y equipos inteligentes y la capacidad de almacenar y tratar las imágenes médicas generan volúmenes de información significativos. Es el adecuado análisis y aprovechamiento de esta información con herramientas como simuladores, navegadores o la cirugía robótica lo que posibilita mejorar los procedimientos e incrementar la calidad asistencial. Este cambio de paradigma forma ya parte de la formación y conocimientos de las actuales y futuras generaciones de cirujanos.
¿Dónde se percibe la resistencia al cambio de modelo en la organización y en el profesional?
La transformación digital está cambiando nuestra sociedad ya que la revolución incluye tecnologías móviles, tecnologías inteligentes, de la nube, robótica, automatización, etc., que han transformado las comunicaciones e interacciones humanas llegando a definir un nuevo orden social y económico. La transformación digital supone nuevas oportunidades para innovar en servicios y productos, aunque con frecuencia puede considerarse como una amenaza para algunas organizaciones más tradicionales. Posiblemente aún no se conozca el verdadero alcance que la transformación digital pueda tener en el entorno sanitario, si bien las oportunidades y desafíos que ofrece la tecnología digital obligará a las entidades y profesionales a enfocar parte de sus esfuerzos en alinear sus estructuras y estrategias para mejorar el rendimiento y la calidad de los servicios que prestan.
En el momento actual, ¿cómo se combate la seguridad del profesional hacia el paciente?
El proceso de transformación digital incorpora nuevos aspectos de calidad y seguridad, que hasta ahora eran desconocidos. El paciente es el epicentro del sistema, pero no se puede obviar a los profesionales como parte fundamental de cualquier sistema sanitario. En este sentido, es preciso desarrollar estándares para la evaluación y validación de los nuevos productos y tecnologías emergentes. Los hallazgos tradicionales en las intervenciones y exploraciones médicas, junto a otros aspectos como seguridad, sensibilidad y especificidad del diagnóstico “digital” y el empleo de algoritmos para optimizar el diagnóstico y el tratamiento deben ser contrastados. Otras circunstancias como la evaluación de riesgos y la seguridad en procesos digitales deben ser tenidos en cuenta, considerando primordial el uso y almacenamiento de datos, así como el acceso adecuado a esos datos manteniendo la privacidad, la protección de los datos y unos niveles extraordinarios de seguridad ya que son aspectos esenciales en la denominada “salud digital”.
¿Qué echa de menos en momentos como éste de pandemia?
Kruk en 2017 definía la resiliencia de los sistemas de salud como la capacidad de todos los agentes del sistema para prepararse y responder con eficacia a una crisis y tener la capacidad de reorganizar el sistema, si fuera necesario. La pandemia ha modificado, en muchos casos, la forma de trabajar y ha impactado sobre la productividad, por lo que la tecnología parece que va a adquirir una relevancia mayor que nunca. No obstante, a mi juicio, estamos ahora mismo en un momento clave para poder determinar el alcance que realmente pueden tener tecnologías innovadoras como el Big Data, la Inteligencia Artificial, la robótica, ciberseguridad, blockchain, etc., como iniciativas para luchar de forma efectiva contra el coronavirus. Muchas iniciativas en todo el planeta están empleando estas tecnologías, aunque todavía desconocemos su verdadero alcance en la toma de decisiones, detección y seguimiento de contagiados, mejoras en el diagnóstico, control de tratamientos, etc.
El entrenamiento del profesional ¿debe entenderse como inversión o cómo gasto?, ¿qué diferencias existen entre la formación entendida como inversión y la entendida como gasto?
Claramente el entrenamiento de un profesional debe entenderse como una inversión. Los objetivos finales del entrenamiento de los profesionales sanitarios se orientan a la mejora de la seguridad del paciente y el incremento de la calidad asistencial. La formación médica debe ser un proceso continuo que requiere del compromiso de las instituciones y del propio profesional para mantener unos estándares de calidad altos y poder incorporar con garantías al sistema sanitario nuevos procesos, tecnologías y servicios. Evidentemente, la formación supone un coste en recursos y tiempo, si bien, debe ser considerada como una inversión rentable si su enfoque tiene una visión global y no puntual. Los continuos avances en el entorno médico requieren de una adecuada respuesta del sistema sanitario y sus profesionales, en cuanto a formación, para lograr ser competitivos y proporcionar una atención sanitaria de calidad. Nuestra experiencia nos muestra que el profesional sanitario tiene un deseo constante de evolucionar y la formación le permite cumplir con las expectativas de mejorar la atención de los pacientes, por lo que también es un elemento motivador de los profesionales. Quizás el aspecto fundamental para distinguir entre gasto e inversión radique en una adecuada planificación y organización de la formación dentro de la Institución, servicio o del propio profesional, y que ha de ser continua y adecuada, para poder evaluar el progreso y el impacto que supone dentro de la institución a largo plazo. Actualmente estamos trabajando en programas de formación basados en competencias que posibilitan una alta especialización quirúrgica y que promueven un nuevo enfoque de la gestión sanitaria. En definitiva, un adecuado entrenamiento se traduce, por regla general, en un mayor rendimiento y una mejor calidad asistencial por parte del profesional
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