Ángel González-Ferrer García es Ingeniero de Telecomunicación por la Univ. Politécnica de Madrid y MBA por el Instituto de Empresa. Hasta el año 2018 desarrolló toda su carrera profesional en el Grupo Telefónica en distintos ámbitos de responsabilidad en áreas de Ingeniería, Regulación, Ventas y Marketing, tanto en negocios nacionales como internacionales del Grupo. Desde el año 2019 es asesor-consultor en proyectos estratégicos de humanismo y ética aplicado a las nuevas tecnologías.
Responsabilidad y profesionalidad
¿ la transformación digital, puede dejar un escalón insalvable para cierto estrato social ?
No tiene por qué si hacemos bien las cosas como sociedad y sobre todo a tiempo con anticipación a los hechos. La transformación digital afecta a todos los colectivos de personas, tanto los jóvenes como las personas mayores, por lo que es necesario diseñar programas y acciones preventivas más que correctivas. Es cierto que la gente joven ya ha nacido digital tecnológicamente hablando, pero también hay muchos jóvenes que tienen dificultad económica para acceder a las nuevas tecnologías. Para las personas no tan jóvenes, se debería impulsar a través de programas de reciclaje y formación desde las empresas y la propia sociedad del bienestar para que no se queden descolgadas. Cualquier programa o plan de acción pasa por ser inclusivo con todos los estratos sociales.
Sin embargo, esta 2ª Revolución Digital no es ajena a los profundos cambios sociales que produjo las otras revoluciones industriales en los últimos 300 años. Así la principal diferencia es que, mientras entre la 2ª y la 1ª Rev. Industrial pasaron unos 150 años y varias generaciones para asimilar el cambio, entre 4ª y 3ª Rev. Industrial (2ª y 1ª Rev. Digital respectivamente) apenas ha pasado unos 30 años, con lo que nuestro cerebro no es capaz de asimilar e interiorizar estos cambios con la misma velocidad que se desarrollan estas nuevas tecnologías.
Es cierto que la brecha digital no la vamos a eliminar totalmente pero sí debemos intentar minimizarla al máximo. Para ello, también es necesario una elevada penetración de las infraestructuras de acceso, tanto en fibra como de acceso móvil que minimicen las latencias, que soporten unos servicios de conectividad accesibles económicamente al ciudadano. No debemos temer a los cambios tecnológicos en nuestra sociedad pero sí utilizarlos como una herramienta y no como un fin.
¿ el cambio de modelo que estamos viviendo, nos individualizadas o nos une como sociedad ?
Todo avance tecnológico presenta oportunidades pero también importantes riesgos que se debe acotar. La tecnología está para facilitarnos la vida y poder disponer de más tiempo para disfrutar de otras cosas (amigos, familia, dar un paseo, hacer deporte, etc.). Es cierto que hay un riesgo de individualización pues somos más autónomos y tenemos más medios a nuestro alcance, pero ello va en contra de nuestra realización como personas en el mundo real de la interrelación y las emociones.
Así pues, gracias a la tecnología, nos ha permitido recientemente mantenernos en contacto cercano con nuestros amigos y familiares durante esta pandemia mediante las videollamadas y chats, pero ello está bien como complemento y no como sustituto de las relaciones humanas. Debemos hacer un esfuerzo para no caer en el individualismo y ello pasa por lo que he dicho en el punto anterior; considerar a la tecnología como un medio y no como un fin mismo.
¿ va a haber inteligencia artificial para ricos y otra inteligencia artificial para pobre ?
No lo veo así. El concepto de inteligencia artificial es muy amplio y va desde la IA estándar (procesamiento de ingentes cantidades de datos a velocidades muy rápidas que producen un resultado esperado) hasta pasar por el Machine Learning (mejora de los resultados a partir del aprendizaje de los datos analizados) y el Deep Learning o superinteligencia artificial (donde el sistema es capaz de tomar sus propias decisiones sin estar programado para ello). Hay múltiples usos y distintos grados de sofisticación en la IA.
Hoy en día la IA está presente en mucha de las interacciones de nuestra vida; desde los Alexa, Siri, etc. -implantado en los dispositivos móviles para conocer la previsión del tiempo o cuál es la mejor ruta para ir a un destino-, hasta los bots de chats que te permite comprar un billete de avión o pasando por el diagnóstico y prevención de una enfermedad a partir del análisis de los parámetros de unas pruebas médicas. Todos somos usuarios en mayor o menor medida de la IA sin darnos cuenta.
Lo que sí ocurrirá es que las sociedades más desarrolladas harán un uso más intensivo de los aplicativos basados en IA que aquellas de países menos desarrollados, pero en un mundo cada vez más globalizado como el actual, este margen será mucho menor que el que había en las distintas sociedades de la 1ª ó 2ª revolución industrial.
¿ veremos una inteligencia artificial que vigile la ética de otra inteligencia artificial ?
No sería necesario si el desarrollo de los aplicativos correspondientes ya parten de una base o principios éticos en sus procesos iniciales. Sin embargo, como este tipo de tecnologías no tiene un “botón de vuelta atrás”, se hace necesario un tipo de control sobre la misma por los impactos tan grandes que puede tener en el ser humano principalmente en el campo de la biomedicina y neurociencia. En este sentido, habría que definir, desde el consenso de las partes interesadas (industria, academia, organizaciones e instituciones tanto del sector público y privado, etc.), cuáles deben ser las barreras éticas y morales que no se debe sobrepasar para tener una IA confiable y segura en aras a salvaguardar la centralidad del ser humano en nuestra sociedad.
Dada la elevada integración e interrelación entre el hombre y la máquina con este tipo de nuevas tecnologías, existe un riesgo elevado de que el ser humano pierda la centralidad de nuestra sociedad en beneficio de las máquinas, y que pasemos a convertirnos en un espectador más de la misma sin participar en la toma de decisiones de por dónde debe ir el desarrollo de estas nuevas tecnologías. Es importante que la última decisión o “voto de calidad” no quede en mano de una máquina sino que siga estando en el ser humano.
En este sentido, vemos que los gobiernos europeos están definiendo su agenda digital de cómo se debe implantar y usar estas nuevas tecnologías para que sean confiables y transparentes y dónde están los límites, siempre bajo la supervisión humana.
¿ quiénes escribirán los 10 mandamientos de la inteligencia artificial ?
No sé si serán 10, 15 ó 5 mandamientos, pero sí que estoy convencido de que debe haber unos principios y recomendaciones, acordados por todas las partes interesadas indicadas anteriormente, para el uso correcto de la IA. Además, estas recomendaciones deben ser dinámicas y estar en continua vigilancia y revisión para adaptarse a la rapidez de la evolución tecnológica y no quedar desfasadas en su aplicabilidad.
También considero que en estas recomendaciones debe haber una influencia importante de la Filosofía, en su vertiente antropológica, y de la Teología para entender bien y profundizar en el comportamiento humano racional. Esto no nos debería extrañar pues ya Albert Einstein nos mostró cómo conviven y se complementan las inquietudes científicas y filosóficas para dar explicación a su teoría de la relatividad y así poder otorgar un sentido a la existencia.
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