Iñigo Valdivia ( www.inigovaldivia.es ).
Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Autónoma de Madrid.Economista Colegiado desde 1987. Auditor de Cuentas, miembro del ROAC Nº 7429.
Miembro del Registro de Economistas Forenses (REFOR).
Administrador Concursal, Mediador Civil, Mercantil y Concursal.
Conocimiento, Confianza y Profesionalidad
¿Valor o precio?
Eterno dilema de los economistas, nos formamos para valorar las empresas y los negocios, y sin embargo es el mercado el que determina el precio.
Una de las definiciones de la palabra valor dice:
Grado de utilidad o aptitud de las cosas para satisfacer las necesidades o proporcionar bienestar o deleite.
Y en el caso del precio, el diccionario nos dice:
El precio es la cantidad de dinero/pecunio que se le asigna a un producto o servicio para su venta.
Así pues, siguiendo una línea lógica, podríamos decir de forma genérica que el valor que se asigna a algo, llámese producto o servicio, es lo que posteriormente determinará su precio. Por poner un ejemplo de actualidad, ¿qué valor le asignaría una persona a una vacuna para el COVID?, y como consecuencia de ello ¿qué precio estaría dispuesta a pagar por ella?
Lo importante, en este sentido para las empresas, es trabajar para incrementar el valor de tu producto o servicio, esforzándonos porque los consumidores lo perciban con un valor añadido frente al producto o servicio de la competencia; eso es lo que te permitirá luego fijar un precio más alto y, por ende, tratar de obtener un mayor margen de beneficios.
¿Es consciente el tejido empresarial español (PYMES) del uso de los activos intangibles?
Por desgracia tenemos que decir que el tejido empresarial No es consciente del uso de los activos Intangibles.
Nuestro Plan General Contable define los activos intangibles como un “activo no monetario sin apariencia física pero susceptible de valoración económica”. Es decir, que se trata de un activo que, a pesar de no tener soporte o valor material intrínseco, sin embargo, dicho activo es capaz de generar valor para la empresa.
Se trata de bienes como por ejemplo los softwares (ERPs, CRMs, etc.), las marcas, los permisos o patentes, derechos de traspaso, fondos de comercio o gastos de investigación.
Este tipo de activos, como es evidente y se está poniendo de manifiesto en los últimos tiempos a través del conocimiento del perfil de los clientes, tienen una importancia vital en el buen porvenir de una empresa, en su desarrollo y en su éxito. Así, por ejemplo, un software de gestión, como un ERP o un CRM puede ayudar a la empresa a optimizar su funcionamiento, ahorrando tiempo y/o costes en sus distintos procesos productivos. O también, una marca, registro o patente es una forma de proteger una ventaja competitiva de la empresa en el mercado. Esto son solo dos ejemplos de activos intangibles y la crucial importancia de su uso para las empresas.
Pese a esta enorme relevancia, gran parte del tejido empresarial español, compuesto en su mayoría por PYMES, sigue teniendo el uso de este tipo de activos como una asignatura pendiente, quizás, por no ser todavía consciente de los beneficios que reporta su uso y la inversión en I+D+I, y considerándola todavía más un gasto amortizable que una inversión generadora de valor para la empresa, y lo que es peor aún pensando en invertir, si me lo subvencionan.
¿La Inteligencia Artificial es un riesgo para los gestores?
En mi opinión no, no es un riesgo para los gestores, sino más bien una oportunidad. Siempre se manifiesta miedo a lo desconocido y mas a algo que piensas te puede quitar el puesto de trabajo.
La inteligencia artificial, entendiendo por esta la capacidad de las máquinas (hardwares o softwares) para analizar, comprender, interactuar y resolver cuestiones podría ser de enorme utilidad para los gestores de empresas.
Yo creo que su uso adecuado podría llevar a las empresas a, entre otros, ahorrar gran cantidad de tiempo y de dinero, por ejemplo, mediante la optimización de procesos repetitivos y tediosos, llevados a cabo por máquinas a las que se “enseña”, o también serviría para recabar, almacenar y procesar volúmenes mucho mayores de información y de datos, útiles para una toma de decisiones más acertada, obteniendo mediante la utilización de algoritmos matemáticos datos más precisos.
¿Es verdad que la contabilidad es una ciencia exacta, que dice exactamente lo que tú quieres que diga?
No, no es del todo correcta la aseveración. La contabilidad, se podría definir, entre otras muchas maneras, como un sistema de control y registro de las transacciones económicas de una empresa o actividad económica. Si pudiéramos decir que es una ciencia precisa y muy regulada que permite poner a disposición de los usuarios la información económica de una forma homogénea y bajo unos criterios claramente definidos a nivel nacional e internacional, aunque si bien es verdad que hasta no hace mucho siempre ha tenido una orientación fiscalizadora o fiscal.
Esto quiere decir, que se trata de una herramienta de información que efectivamente, pretende ser lo más exacta posible, ya que su cometido es, principalmente, el de reflejar la imagen fiel de la empresa, proporcionando así información fiable a diversos sujetos, como a los socios, gestores o administradores, de la empresa, para poder ayudarles en la toma de decisiones; o también a los trabajadores, proveedores, clientes o entidades públicas, como terceros externos a la organización pero que también se interesan en el estado de la empresa.
Esto implica que, de utilizarse correctamente, no puede decir “lo que uno quiere”, sino “lo que hay”, pues es un sistema que trata de ser lo más objetivo posible, y como he dicho con anterioridad se rige por una serie de reglas y registros estandarizaros y comunes para todos.
¿El conocimiento puede convertirse en un activo financiero?
Sin lugar a dudas, pero con correcciones semánticas, el conocimiento desde un punto de vista contable es un activo Intangible difícil de cuantificar, que puede generar, como ocurre en algunos casos, atractivas corrientes financieras que si se incluirían en la categoría de Activo Financiero, ya que técnicamente podríamos decir que un activo financiero es un instrumento financiero que otorga a su comprador el derecho a recibir ingresos futuros por parte del vendedor. Así, por ejemplo, los bonos y obligaciones emitidos por el Estado y por las empresas, los pagarés y las letras de cambio, o los instrumentos de endeudamiento en general, son activos financieros.
Partiendo de esta premisa, podríamos afirmar que sí, que el conocimiento es, sin duda alguna un Activo que puede convertirse en un activo financiero de enorme valor.
Volviendo sobre las primeras preguntas, si, por ejemplo, un inversor decidiera invertir en una empresa dedicada al I+D+I y que procura el desarrollo, en base a los conocimientos, de una solución, es decir, de un hardware o un software novedoso y práctico; si este invento resultase capaz de generar ingresos futuros y el adquirente del mismo pudiera disfrutarlos, estaríamos ante un tipo de activo intangible que con toda seguridad se transformará a futuro en activos financieros que surgen con origen en el conocimiento
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