GDPR, por sus siglas en inglés (General Data Protection Regulation), o RGPD por sus siglas en español (Reglamento General de Protección de Datos) es la normativa que regula la protección de los datos de los ciudadanos que viven en la Unión Europea.
El Reglamento General de Protección de Datos (RGPD) es el reglamento europeo relativo a la protección de las personas físicas en lo que respecta al tratamiento de sus datos personales y a la libre circulación de estos datos. Entró en vigor el 25 de mayo de 2016 y fue de aplicación el 25 de mayo de 2018, dos años durante los cuales las empresas, las organizaciones, los organismos y las instituciones se fueron adaptando para su cumplimiento. Es una normativa a nivel de la Unión Europea, por lo que cualquier empresa de la Unión, cualquier institución o cualquier empresa que tenga negocios en la Unión Europea, que maneje información personal de cualquier tipo, deberá acogerse a ella. Las multas por el no cumplimiento del RGPD pueden llegar a los 20 millones de euros.
¡Uff! Qué pereza empezar otra vez con este tema. Creíamos que las instituciones y las empresas, así como los ciudadanos, lo teníamos claro. Es un derecho que las sociedades modernas se han ganado a pulso y que sistemáticamente se incumple. Si quieres saber de dónde viene una información por correo a tu casa/trabajo, solo tienes que poner una falta de ortografía en el formulario que rellenas y donde marcas la casilla de que no quieres ceder los datos a terceros; verás que recibes publicidad con información con la falta de ortografía de aquel formulario.
Hoy el negocio de los datos con nombre y apellidos es un modelo económicamente importante. Pero… ¿podemos pararlo? NO. Entonces… ¿qué podemos hacer?… ¿nada?… ¿Podemos al menos reducir/eliminar el trasiego de informes personales? ¿Y si desarrollamos un algoritmo de forma que datos como nombre, apellidos, edad, sexo, dirección, DNI, seguridad social, los datos que asocian la identidad de una persona con el informe, los convierta en invisibles?
Decidimos así crear la Libélula, el algoritmo que te hace invisible en tus datos clínicos.
Cierto día en una formación sobre blockchain para la Armada, me sorprendió que se pusiera sobre la mesa la importancia menor de que te leyeran o escucharan la información. Lo realmente importante, se decía, es que te alteraran el contenido de esa información. Ese escenario nos puso los pelos de punta. ¿Y si tocan mi analítica y/o cambian mi TAC? ¿Cómo podemos estar seguros de que los datos de un estudio clínico no han sido manipulados para ralentizar/acelerar la salida de un fármaco? Muchas maldades pulularon sobre nuestras cabezas. ¿Y si desarrollamos algo que verifique la inviolabilidad de los datos?
Decidimos entonces desarrollar lo que hoy es nuestro Data Eye, que certifica la información y vigila su alterabilidad, en blockchain.
Libélula y Data Eye son algoritmos que te hacen invisible en tus datos clínicos y que certifican en blockchain que esa información no ha sido manipulada.
Es solo el comienzo, pero… ¿podemos también darte por muerto?
Sí, pero eso otro día.